domingo, marzo 25, 2007

El Gato

Estuve un tiempo recorriendo los callejones de la ciudad, jugando con la basura y tratando de sobrevivir con aquello que me enviase el cielo: oscura rutina que me dejó tal vez experto en estos asuntos. Aprendí bastante, porque hubo buenos seres que acompañaron mi eterna búsqueda en los rincones de la soledad. Tal vez cometí errores, pero quise seguir así por un simple afán de vivir la vida, tal como mi padre me había enseñado. Él era un tipo conocido en el barrio, ya que siempre llegaba con algo para compartir con el resto, sin pedir nada a cambio, ganándose el respeto de todas aquellas almas vagabundas del sector...


Estuve un buen tiempo con una familia que me adoraba, al igual que muchos, pero sus mentes cambiaron y les dio por desechar todo aquello que les recordaba el pasado, y fue ahí cuando tuve que salir por la ventana sin dejar rastro alguno de mi existencia...

El principio fue difícil... Me costó acostumbrarme a la calle. Debo reconocer que lloraba día y noche, anhelando los mimos y la amorosa rutina a la cual me había acostumbrado.
Pasado el tiempo, los callejones empezaron a serme más familiares y hasta me gustaban: resolví que mi pasada rutina no era lo mejor del mundo, como había pensado mientras lloraba en mi nueva soledad.


...Estuve un tiempo recorriendo los callejones de la ciudad, jugando con la basura y tratando de sobrevivir con aquello que me enviase el cielo...


... Y es ahí, cuando el cielo decidió enviarme algo más que oscuridad...

... Ya estaba olvidando los colores que pintaban la vida, y ya estaba olvidando un poco el olor de la alegría, cuando una suave caricia me recogió del basurero en que buscaba mi destino...

El filme se volvió armonioso y todos aquellos colores que se habían ocultado en la gama gris de mi escondite florecieron expandiéndose inmediatamente en el lienzo de mi existencia. Un miedo extraño se apoderó de mí, ya que la efervescencia de mi alma al ver toda esta alegría no dejaba de sorprenderme luego de haber estado cubierta por la cálida oscuridad a la que me había empezado a acostumbrar.

Renació ese espíritu que había estado oprimido dentro de mi cárcel, y voló con sus alitas que tan maltratadas estaban. Me sentí pleno, me sentí feliz.




....En el momento preciso, a la hora justa y del mejor modo cayó un ángel en el callejón oscuro del gato. Él nunca se lo esperó, y sintió un extraño miedo, ya que no quería volver a ser traicionado y abandonado. Pero, este miedo no se quedó por mucho tiempo en él, ya que los pequeños ojos del ángel lo tranquilizaron y le entregaron la paz que el gato tanto necesitaba...



... Llegó la hora... llegó la hora de ser un gato de pies a cabeza, y no el boceto gris que venía siendo desde hace mucho tiempo...




/And this is just the beginning..../

martes, marzo 06, 2007