Como primer y único punto en esta cadena, debemos mencionarle al mundo que esto es hasta el dedo chico del pie.
¿Que qué significa?
No, no daremos explicaciones, porque sabemos que es cosa de abrir los ojos y echar un vistazo al panorama.
Buenas noches mundo, que tengan buen fin de semana.
Atte,
El Gobierno de mi alma.
viernes, septiembre 28, 2007
sábado, septiembre 15, 2007
Importante información
Dentro de lo implacable de la dictadura, cabe destacar que se siente muy bien el volar.
domingo, septiembre 09, 2007
¿Que tal si siento?
Una a una cayeron las piedras sobre las cabezas de los condenados. Dejaban profundas marcas que dejaban ver la carne ardiente que cubria sus cerebros. También caían lanzas que atravezaban sus cuerpos, y caían palabras de acero que los hundían en la tierra.
Dos pasos dados, uno retrocedido. A pesar del miedo, y de los golpes, sentían una paz a veces insoportable, insoportable porque no entendían de donde venía.
Les habían ofrecido miles de caminos soleados y frondosos. Miles de caminos que les harían avanzar tan rápido como un río de deshielos primaverales. Tal vez podrían haber escogido alguno, y ahora no llevar esas marcas sobre el cuerpo, esas marcas que evidenciaban que iban solos contra el mundo. Cuerpos destrozados por piedras y lanzas y arañados por las filosas garras de los prejuicios aún dejaban entrever que algo llevaban intacto, algo que no había recibido ni un solo puto rasguño. Ese algo era el que irradiaba la paz que los hacía seguir por el camino que habían escogido, que ese algo había escogido.
Los otros caminos, que si bien ofrecían mantener intacto el cuerpo, ofrecían miles de silenciosos golpes al alma, silenciosos porque iban por dentro, escapando de las miradas atentas de aquellos que lanzan las piedras.
Hermoso tesoro alma inmune, inviolable por miradas punzantes, toma nuestras manos y vuela de aquí, vuela y guíanos por el camino empedrado, cubierto de vidrios rotos y dedos condenantes. Vamos descalzos, pies rotos, sangre calcinante, pero alma intacta, alma amante, ilumina a estos (auto) condenados caminantes.
Confiaban en el final del camino, confiaban en la empinada cima. Soñaban con lograr la armonía que les ofrecía, y a pesar de las heridas abiertas y la sal sobre éstas, sonreían y no temían a los dedos que apuntaban sobre sus tesoros abiertos.
Podemos fallar, caer en el intento, romper nuestros huesos y llorar por ésto. Pero, nadie es capaz de imaginar lo que se siente al soñar en llegar a esa cima, y lo que se siente al oír la apasionada música de dos almas que caminan juntas de la mano, sin miedo a lo temprano que puedan acabar con su existencia.
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Shan shan!
Dos pasos dados, uno retrocedido. A pesar del miedo, y de los golpes, sentían una paz a veces insoportable, insoportable porque no entendían de donde venía.
Les habían ofrecido miles de caminos soleados y frondosos. Miles de caminos que les harían avanzar tan rápido como un río de deshielos primaverales. Tal vez podrían haber escogido alguno, y ahora no llevar esas marcas sobre el cuerpo, esas marcas que evidenciaban que iban solos contra el mundo. Cuerpos destrozados por piedras y lanzas y arañados por las filosas garras de los prejuicios aún dejaban entrever que algo llevaban intacto, algo que no había recibido ni un solo puto rasguño. Ese algo era el que irradiaba la paz que los hacía seguir por el camino que habían escogido, que ese algo había escogido.
Los otros caminos, que si bien ofrecían mantener intacto el cuerpo, ofrecían miles de silenciosos golpes al alma, silenciosos porque iban por dentro, escapando de las miradas atentas de aquellos que lanzan las piedras.
Hermoso tesoro alma inmune, inviolable por miradas punzantes, toma nuestras manos y vuela de aquí, vuela y guíanos por el camino empedrado, cubierto de vidrios rotos y dedos condenantes. Vamos descalzos, pies rotos, sangre calcinante, pero alma intacta, alma amante, ilumina a estos (auto) condenados caminantes.
Confiaban en el final del camino, confiaban en la empinada cima. Soñaban con lograr la armonía que les ofrecía, y a pesar de las heridas abiertas y la sal sobre éstas, sonreían y no temían a los dedos que apuntaban sobre sus tesoros abiertos.
Podemos fallar, caer en el intento, romper nuestros huesos y llorar por ésto. Pero, nadie es capaz de imaginar lo que se siente al soñar en llegar a esa cima, y lo que se siente al oír la apasionada música de dos almas que caminan juntas de la mano, sin miedo a lo temprano que puedan acabar con su existencia.
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Shan shan!
lunes, septiembre 03, 2007
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