Al terminar de tocar esperó mi aplauso sin dejar de mirar el piano. Al oír el implacable silencio, supo que había pasado lo que debió haber ocurrido hace mucho.
Yo ya me había ido al aula de al lado, a seguir mi propio sueño y a salvar mi alma ya deshidratada.
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Pero, no tengo el valor para hacerlo.
viernes, mayo 23, 2008
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