La muerte me invita a su cama todo el tiempo. Me habla de los pesos que me quitaría cortando mis cadenas de vida. Ella me invita a su cama, a revolcarme con ella, pero... me rehuso, porque en el momento del movimiento definitivo que acabaría con este sufrimiento, miles de rostros me invaden: conocidos, desconocidos, amados y odiados. Me recuerdan los pasos, me recuerdan la vida y no me dejan barrer mis recuerdos cuales escombros abandonados porque el egoísmo los ataca, porque ellos quieren mi compañía, pero....
¿ Alguien se pregunta por lo que me espera?
¿Por lo verde que esta mi alma?. Solo pensando en el amor propio, en el bienestar del mundo conciso, del irreal mundo real, sin pensar en el peso que he de cargar todo este tiempo, en que cada vez que camino, mi alma se quiebra y se enfría más. Yo se que soy capaz de perdonar, de pasar por alto las asperezas de la vida, pero la inocencia se acaba y cae, como una fruta madura, del árbol de mi existencia. No me abrases rosa, que con tus espinas atraviesas mi cuerpo y mi alma, Yo se que bajo esos suaves pétalos, se esconde una traición, un dolor, un amor cruel, los que hacen sangrar esta sollozante agonía que me ataca como un espectro en la oscuridad, me roba el alma con su aliento y me deja fría en esta soledad. Es solo un rincón negro, no hay luz alguna. Y la muerte vuelve a aparecer, envuelta en su manto desesperado y me invita a su cama, y me invita, me invita a revolcarme con ella, conmigo. Un amigo me dijo que incluso ella lo invito a tomarse un café.
Todo parece estar negro, todo. Sus ojos posados en mí (digo ojos, porque su mirada está con ella) están fríos, no me aman a mí. Y la muerte se pasea, silenciosa en mis entrañas, porque ella ya está dentro, no la siento venir porque ella ya está aquí. Entró cual visita no deseada, que se siente con el derecho de entrar, destrozar todo y llevarse lo que le apetece: mi alma. Pero, se que están ahí, yo los veo, yo los siento, no la entrego porque me duele, pero.... cada vez soy mas débil y se que sola, muy sola como estoy ahora, no puedo.
Estoy segura que volverá y que en ese momento, por vez definitiva, cumplirá su objetivo y mi cuerpo se congelará y se perderá en este pozo sin fondo que algunos llaman Vida.
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