lunes, abril 16, 2007

El Tiempo: la suave tinta de la Historia

Proponerse hablar de tiempo e intentar hacer un paralelo entre el tiempo del hombre y el tiempo de la Historia topamos con el evidente hecho de que el tiempo del hombre, de manera personal, tiene un principio y un fin determinado, los cuales son establecidos con su nacimiento y luego con su muerte. En cambio, el tiempo de la Historia ve su inicio en el comienzo de los tiempos, sin tener precedente aparente, y verá su fin cuando la Historia ya no interese a la humanidad, cosa que, a mi juicio, parece casi imposible.

El tiempo no se limita solo al “tic-tac” del reloj y su paso incesante a través de nuestras vidas: el tiempo es aquel único parámetro que tenemos para controlar y valorar los sucesos personales y los colectivos. El tiempo es así aquel trazo que en cada momento de su largo caminar archiva la Historia del hombre y de sus alrededores.

A través de la misma Historia, el tiempo ha adquirido diverso valor, habiendo sido ignorado e idolatrado. En el comienzo de los tiempos, la utilización del concepto tiempo no tiene sentido alguno, ya que aplicarle una cronología a una masa densa y caliente no ofrece nada a nuestra Historia, la cual comienza en la Gran Explosión o Big-Bang, expandiéndose hasta nuestros días.
La cronología en la actualidad es un elemento esencial y necesario en la vida de todo hombre, organización y sociedad. Sin un parámetro temporal ya no podemos vivir: nuestro mundo exige una fuerte relación hombre/tiempo y, al parecer, en un futuro no lejano el tiempo regirá aún más nuestras vidas.

El proceso de humanización del tiempo nos ha transformado en el tiempo mismo: ya no es posible separar el concepto de hombre con el de tiempo.

La Historia de la humanidad siempre nos la han contado de manera cronológica; con un espacio temporal determinado, el cual nos ayuda a comprender el suceso histórico, sus causas y sus consecuencias. Es así como podemos analizar la situación actual de las sociedades y construir un futuro de acuerdo a sus capacidades. Es el tiempo del Hombre entonces la propia Historia de éste; un suave andar de segundos, minutos, horas, días, que rigen el caminar de la humanidad. Guerras, revoluciones y grandes logros han estado siempre acompañados por el cantar del tiempo, el cual de manera silenciosa ha escrito nuestra Historia, procurando no olvidar detalles.

El tiempo y la humanidad, sin duda alguna, seguirán su camino de la mano hasta el final; la Historia podrá seguir emitiendo su música y conmoviéndonos con sus sucesos, siendo escrita en el gran libro del Tiempo, para luego poder ser estudiada por todos aquellos que aún crean en la necesidad de conocernos a nosotros mismos y a nuestra Sociedad.

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